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miércoles 30 de septiembre de 2009
El Muro de las Lágrimas
Por Nefe¹_metah
Los rastros de esta inacabada “colonia penal” se encuentran ubicados en la Isla Isabela, que tiene una extensión de más de 4500 km cuadrados y una población de 2.200 habitantes aproximadamente. Esta isla llega a constituirse como la de mayor extensión del entramado geográfico que conforma las Islas Galápagos.
“El Muro de las Lágrimas” fue un lugar donde el dolor se manifestaba como una constante inmisericorde. Los episodios más siniestros iniciaron en el año 1946. En la Isla Isabela se asentaban bases norteamericanas, pero, tras acabar la Segunda Guerra Mundial, aquellas bases fueron desmanteladas; fue así como el gobierno ecuatoriano decidió utilizar la alejada isla como “colonia penal”. El alejado paraje permitía que los pesos, allí recluidos, no puedan escapar, dejando las esperanzas en un estado de agonía extrema.
Cuando los soldados norteamericanos abandonaron la isla, dejaron algunas herramientas, las mismas que fueron utilizadas por los presos que llegaban al desolado enclave para erigir dicha “colonia penal”. Los trabajos forzados eran el pan de cada día. Los presos cargaban con pesadas rocas; un ir y venir muy agobiante. Las inclemencias del tiempo hacían aún más duro el trabajo. Incluso se habla de varios accidentes producidos por el colapso de los muros; varios reos habrían fallecido aplastados por toneladas de material volcánico, que era el utilizado.
El nombre “Muro de las Lágrimas” le es otorgado por motivo de las innumerables muertes acontecidas durante la construcción del “penal”, además del sufrimiento de quienes erigieron los lóbregos muros que dieron cabida a muchos infortunados. Dolor, muerte y alaridos desgarradores, fueron necesarios para levantar tan siniestro reducto carcelario. Las lágrimas que derramaron los avezados constructores humedecieron en incontables ocasiones el árido terreno que quemaba sus pies. Las marcas del dolor aún se perciben en los derruidos muros que se encuentran asentados sobre la Isla Isabela.
Hay leyendas que sobrecogen en este semiagreste paraje. Se dice que en las noches y cuando uno acude en el momento apropiado, puede escucharse llantos y alaridos funestos; voces levantadas desde otros tiempos. Secuelas de dolor que el tiempo no ha podido borrar del todo. Lágrimas que, a pesar del tiempo trascurrido desde la clausura del recinto carcelario (1959), continúan humedeciendo los arbustos y la arena en la espesura de la noche. Alaridos clamando piedad; voces lastimeras que retumban en los oscuros muros como pidiendo una segunda oportunidad.
Turistas nacionales y extranjeros visitan el lugar. Ensimismados y consternados por la barbarie humana de antaño, recorren aquellos derruidos muros, imaginando el titánico esfuerzo de aquellos desafortunados hombres que forjaron sus tumbas bajo sus pies.
Sanatorium du Vexin
Por Nefe¹_metah
Los sanatorios son considerados como “lugares donde el dolor se respira profusamente”. El caso del Sanatorium du Vexin es uno de ellos. Un lugar en donde fueron alojados pacientes con los más variados problemas mentales a la espera de su pronta recuperación.
Ubicado en Aincourt (Francia), este viejo sanatorio fue construido en los años 30. Esta compleja edificación ha sido catalogada como una verdadera obra de arte, lástima que el abandono al que fue sometido, además del tiempo, hayan causado en sus paredes un estado de destrucción deplorable.
Caminando por sus pasillos aún se escuchan los lamentos de los enfermos aquejados de varias enfermedades mentales. Alaridos de dolor y risas irónicas llenan los pasillos y habitaciones desvencijadas. Sonidos fantasmales de otros tiempos encapsulados en el nuestro; ecos sonoros de un pasado no tan distante, pero que aún se dejan percibir.
Al caminar por sus lóbregos pasillos podemos apreciar el polvo y la suciedad propios de un sitio que dejó de vivir. Sus paredes han sido violentadas con grafitis, elaborados por grupos vandálicos; los colores en las letras de las múltiples leyendas, que las pandillas han impresionado en cada habitación, le confieren a este complejo abandonado un notorio antifaz, que oculta su rostro malogrado y deteriorado.
Aquellas escaleras que solían dirigir los pasos de pacientes y médicos se encuentran vacías, sin vida; únicamente permiten que el tiempo camine sobre ellas, a cada momento del día, a cada segundo.
Las ventanas arrojan una estampa de desolación total. Parece que aún puede apreciarse la silueta de los pacientes, asomándose a los cristales y observando el paisaje que se alza frente a este edificio. Miradas perdidas, carentes de afecto en ocasiones; miradas lastimeras, atenazadas por los temores más recurrentes. Miradas que solo atinan a otear parte de la realidad.
Aquellas siluetas fantasmas aún se perciben dentro de cada estancia de este lugar. Aquellos sufrimientos reprimidos aún se mantienen latentes dentro del desolado enclave.
Para mayor información visita: http://www.thomas-boivin.fr/?s=vexin
jueves 24 de septiembre de 2009
Tras la pista de los Humanoides de Conil
Por José Antonio Caravaca
UN CASO CONTROVERTIDO
No tengo ninguna duda. Si existe un suceso realmente polémico dentro de la copiosa casuistica OVNI registrada a lo largo y ancho de la provincia de Cádiz, ese es el caso ocurrido en la localidad costera de Conil. Incluso podría añadir, sin equivocarme, que en nuestro país, nunca un episodio relacionado con los enigmáticos No Identificados despertó tanta curiosidad y admiración, y ¿por que no?, en la misma medida controversia, debate y rechazo.
Han pasado algunos años desde que la sensacional noticia del encuentro de unos jóvenes con unos misteriosos humanoides "mutantes" diera la vuelta al mundo. Son muchos los investigadores que han dudado de la veracidad del testimonio vertido por los testigos, sobre todo teniendo en cuenta la inquietante conclusión que se extrae del relato de los mismos... que entidades no humanas pudieran convivir entre nosotros como personas completamente normales, o al menos, infiltrarse esporádicamente en nuestra sociedad por motivos que ni siquiera podemos aventurar...
El conocido reportero Juan José Benítez investigó en profundidad los hechos publicando posteriormente el resultado de sus pesquisas en una de sus obras mas impactantes y arriesgadas, La Quinta Columna. Para el escritor y periodista navarro aquel incidente fue real, siendo por derecho propio, uno de los encuentros cercanos con tripulantes de OVNIs mas espeluznantes que había podido encuestar. Y como decía el titulo de otro de sus libros "La punta del iceberg", el caso Conil se convirtió, sólo, en el extremo mas visible de una extraordinaria y desconocida casuistica que se estaba dando por todo el litoral gaditano, y especialmente en los alrededores de aquel pequeño pueblo turístico, que hasta entonces apenas era conocido a nivel nacional.
Por lógica, debido a su cercanía con mi lugar de residencia, la investigación de éste particular episodio OVNI (nada común por cierto con los miles de testimonios recopilados en los últimos 50 años de literatura ufológica) se convirtió en un autentico reto personal. En un apasionante viaje tras la huella de unos escurridizos y fantasmagóricos humanoides que como surgidos de la nada, irrumpieron en el transcurso de unos años, en unos lugares determinados y concretos de la geografía gaditana... Y mi sorpresa fue en aumento a medida que iba profundizando en la cuestión, conociendo nuevos y reveladores datos... y sobre todo, descubriendo nuevos escenarios para estas apariciones...
Durante mas de una década, he podido documentar un buen numero de éste tipo de sucesos, que demuestran que, al menos, para quebranto y espanto de algunos, testimonialmente existen suficientes indicios que corroboran, en parte, las sorprendentes declaraciones ofrecidas por los jóvenes de Conil. No pretendo aseverar con el siguiente trabajo, que entidades no humanas convivan con el ser humano o que lo "extraterrestres" ya estén instalados tranquilamente en la vivienda de al lado de su domicilio, ni mucho menos, solo aspiro a ofrecer al lector trazos de una realidad que no por inverosímil ha de ser menos cierta y creíble...
UN BUEN SUSTO EN LA MADRUGADA
"Habíamos hecho una marcha con unos amigos por la costa de Cádiz visitando varias playas y pernoctado en ellas. El viernes 4 de septiembre de 1992, acabamos en Conil tan solo un amigo y yo. En aquellas fechas se celebraba la feria en la ciudad, y tras estar un rato allí, por el cansancio más bien, decidimos irnos a dormir a la playa. Sobre las 22:00 o 22:15, bajamos por la playa de los Bateles y decidimos alejarnos hacia la izquierda, para evitar el bullicio de la gente de la feria que estaba a pocos metros de allí y que podrían molestarnos a lo largo de la noche. Cruzamos el río, y tras andar unos 200 metros nos quedamos en la playa del Palmar. Estuvimos cenando tranquilamente y a eso de las 00:30 decimos acostarnos. De pronto, vimos que por la línea de horizonte, se acercaban dos personas..., pensamos que estarían haciendo footing, pero al pasar cerca de nosotros vimos que no eran personas normales...".
Como iban a suponer Luis S. y Ramón G. que, el ultimo día de sus tranquilas vacaciones, el destino les había reservado una siniestra sorpresa que haría que jamas olvidaran aquel periplo por distintas playas de Cádiz...
Fue el propio Luis S. de 29 años y abogado de profesión, quien nos narró el suceso, años después, en 1996, a lo largo de una amistosa charla en una céntrica cafetería de la capital gaditana. Luis desconocía, por aquellas fechas, que precisamente un mes de septiembre de 1989 muy cerca de donde ellos se quedaron a dormir, varios testigos se encontraron cara a cara con unos extraños humanoides...
Quizás, si nuestro abogado hubiera conocido ese antecedente no habría pernoctado en aquel lugar... o al menos se lo hubiera pensado antes... pero ¿que ocurrió exactamente en Conil para que todas las miradas se dirigieran hacia ese modesto pueblo?. Abandonemos por un momento la capital gaditana y traslademosnos hasta esa bella población costera volcada en el turismo que actualmente cuenta con una población de 19.417 habitantes...
HUMANOIDES EN CONIL
Isabel Sánchez (17 años), Lázaro (14 años), Pedro González (21 años), Loli Bermúdez (23 años) y Pedro Sánchez (19 años), formaban una pandilla de amigos de Conil que se reunían por las noches frente a la playa de los Bateles para charlar y pasar el rato sentados en la fina arena. Pero aquel mes de septiembre de 1989 algo iba a cambiar para siempre sus tranquilas vidas. Durante varios días estuvieron observando unas misteriosas luces en el cielo que se movían de un lado para otro sobre sus cabezas, por su forma y movilidad, no parecían ser luces de aviones o helicópteros. Movidos por la curiosidad, acudían cada noche al mismo lugar y sobre la misma hora (20:30 horas), con la intención de ver aquellas luminarias, que con un puntualidad fuera de lo usual, acudían a la cita nocturna con los jóvenes. El viernes 29 ninguno de los presentes imaginaba si quiera remotamente lo que iba a suceder allí sobre la arena de la playa.
Sobre su posición observaron un objeto luminoso en forma de media luna, con unas luces rojas en su interior dispuestas en forma triangular, y otra luz anaranjada, que habían visto anteriormente, hizo acto de presencia en la linea de horizonte del mar. Según apreciaciones de los testigos las luces parecían comunicarse entre si, emitiendo destellos luminosos, intermitencias que repetían con cierta frecuencia.
Pero el gran estupor llegó cuando sobre las nueve de la noche se percatan que cerca de la orilla habían dos humanoides muy altos de unos 2 metros de altura y ataviados con unas túnicas blancas. Sus cabezas eran también blancas pero de una tonalidad diferente, sin facciones en sus rostros ni cabellos. " Los seres, con los brazos pegados al cuerpo y unos andares torpes, se dirigen hacia el grupo -escribe Juanjo Benítez. Cunde el pánico y los jóvenes huyen. Los seres se detienen y, al poco, los muchachos hacen otro tanto. Se hallan a veinte o treinta metros. Los seres giran y dan la espalda a los cinco testigos. Parecen observar la luz roja que permanece inmóvil sobre el puerto de Conil.En esos instantes, los vecinos ven caer lo que denominan una "estrella fugaz". Es una luz pequeña, como una pelota de tenis y de un color blanco-azulado. Surge a escasos metros sobre las cabezas de los seres y se esfuma cuando parecía que iba a chocar contra ellos. Acto seguido, sin inmutarse, los dos seres se sientan en la arena y excavan un pequeño montículo a su alrededor. La "muralla" tiene forma de herradura. Segundos después, según los testigos, "se dejan caer de espaldas, siempre tiesos como palos".
En esos tensos momentos, los seres se intercambian una pequeña esfera de color azul-celeste que parece flotar de un lado para otro. Estuvieron de esta forma algún tiempo hasta que uno de los jóvenes distinguió a través de unos prismáticos a otro extraño ser, mas impresionante aún que sus antecesores, que se hallaba a los pies de los otros dos. Este último humanoide tenía una altura colosal, Pedro González asegura que medía al menos tres metros, siendo su cabeza desproporcionadamente grande en relación al cuerpo y tenía dos enormes ojos negros. Según todos los testimonios recabados el gigantesco ser vestía un ceñido mono de color negro. De pronto, los dos "individuos" que estaban tumbados sobre la arena se reincorporaron, los testigos esperaban ver, de nuevo, a los humanoides pero en su lugar, había "aparecido" una pareja vestida completamente normal y no había rastro de las túnicas. El hombre era muy alto, rubio y vestía con vaqueros y camisa, ella tenía el pelo largo, moreno y vestía con una falda larga de color blanco.
El extraño dúo se dirigió tranquilamente hacia el pueblo, y al pasar cerca de los muchachos estos los pudieron apreciar mejor. Comprobando que por su aspecto físico parecían turistas extranjeros, "alemanes" o nórdicos, sin embargo los rasgos faciales del hombre eran peculiares, pues tenía la frente muy ancha y el nacimiento del pelo se hallaba muy retrasado en la cabeza.
Mientras tanto, el humanoide de negro que había permanecido inmóvil en la playa, parecía vigilar estrechamente a los jóvenes. De pronto el gigante se encaminó hacia poniente, "volando" sobre una sustancia gaseosa, parecida a una pequeña nube blanca que se hallaba en su pies. El ser estaba completamente rígido, como una estatua, sin ejecutar movimiento alguno en sus piernas. Dos de los testigos, corrieron hacia la playa tras el gigante, pero los gritos de sus compañeros les hicieron desistir de su persecución. El extraño humanoide se detuvo en ese instante volviéndose hacia los dos jóvenes, fue así, cuando pudieron apreciar que el rostro de aquel ser no poseía facciones, excepto los ojos que eran de un negro intenso y ahuevados. Tuvieron la sensación de que les estaba advirtiendo de algo, pero los jóvenes no tuvieron un segundo para pensarselo dos veces y volvieron de inmediato con sus amigos...
Como si la historia aún no hubiese terminado, minutos mas tarde, pudieron contemplar otra extraña luz en el cielo que iba desde poniente a levante desplazándose, sin hacer el menor ruido, "como pegando saltitos en zigzag". Tras concluir el avistamiento, se incorporó al grupo el hermano de Loli, Juan Bermúdez. Una vez que le narraron lo sucedido se dispusieron a examinar el lugar donde habían visto a los humanoides en la playa. Llegados a la orilla, pudieron inspeccionar unos montículos en la arena, que supuestamente habían elaborado los humanoides antes de tumbarse. Apreciaron, entre los montones de arena, unos arañazos realizados por unos dedos muy finos y largos, semejantes, en aspecto, a los surcos delgados que deja un rastrillo.
Las huellas de los pies desnudos denotaban, evidentemente, que no calzaban zapatos. Las marcas correspondían a un pie de unos 45 cm. de longitud por 15 cm. en su parte ancha. El puente del pie aparecía curvado y con el dedo pulgar mas desproporcionado que el resto. Lo particular de éstas huellas, comentaron los testigos, es que tanto las pisadas del hombre como las de la mujer se hundían igualmente en la arena, aún cuando el sujeto era mucho mayor y lógicamente más pesado que la chica.
En el camino que tomaron la pareja hacia el pueblo hubo algo mas que les llamó poderosamente la atención. A unos 20 metros del surco aparecieron numerosas huellas, decenas de ellas, que parecían dar vueltas alrededor de un punto, sin embargo, los testigos, no observaron en ningún momento que la extravagante pareja diese vueltas de esta forma (¡).
Todo terminó por esa noche. Algo inquietos y asustados, los jóvenes gaditanos regresaron a sus casas y más de uno no pudo conciliar el sueño aquella larga madrugada...
Al día siguiente, según nos explica Pedro González, en una de las múltiples entrevistas que hemos mantenido con él, nada más despertarse, unos amigos le avisaron de que había un grupo de personas inspeccionando la playa, rastreando la arena con detectores y que varios helicópteros sobrevolaban la zona. Una vez reunidos todo el grupo acudieron al paseo marítimo pudiendo comprobar con sus propios ojos el amplio despliegue de rastreo que se efectuaba sobre la playa de los Bateles. "Por otra parte -revela Pedro-, días antes del 29 de septiembre una pareja de amigos que venían de Madrid, me contaron que circulando con su coche por la carretera situada junto a la playa de los Bateles. Cuando se disponían a bajar del vehiculo vieron como llegaba una furgoneta blanca y de la que bajaron siete personas perfectamente trajeadas. Uno de ellos se aproximó al automóvil de la pareja madrileña para pedirles la documentación. Por lo visto eran policías y les dijeron que se marcharan de allí."
Estos datos aportados por Pedro González, alertando de la presencia en Conil de "policías de paisano" y de personas rastreando la playa, son sumamente llamativos. Investigaciones que he conducido al mas alto nivel han arrojado informaciones insospechadas hasta el momento por su trascendencia y que podrían aclarar muchos puntos oscuros de ésta trama. Mis pesquisas señalan que, al menos, dos servicios de inteligencia europeos, incluyendo al español (CESID: Centro Superior de Información de la Defensa en su fecha, actualmente CNI: Centro Nacional de Inteligencia), pudieron estar al tanto de lo sucedido la noche del 29 de septiembre de 1989, sea cual fuera la naturaleza del fenómeno manifestado ante los muchachos. Por casualidades del destino, que en ocasiones es demasiado caprichoso, en aquella pequeña localidad gaditana, existe desde hace muchos años un importante destacamento de los servicios secretos españoles, dedicado concretamente al espionaje electrónico, cuya base de operaciones, por cierto, no se haya muy lejos de donde sucedió el incidente. Personalmente he corroborado que algunos de sus agentes conocen los pormenores del caso, siendo muy reacios a comentar abiertamente el hecho... pero dejemos esta información, de momento, "congelada"...
Añadir que el 29 de septiembre de 1989, las sofisticadas instalaciones del radar militar de Algeciras, encargadas entre otras cosas de controlar toda la zona sur de España, quedaron misteriosamente inutilizadas(¡), con la repercusiones que un "fallo" de esas características puede acarrear a la seguridad nacional...
Y dos meses después del avistamiento de los jóvenes, varios agentes de la policía local, fueron testigos de como unos extraños objetos iluminaban a su paso tanto las instalaciones de Telefónica como las de una "instalación" militar cercana a la playa de los Bateles. "Se ha podido observar - leemos en el informe policial redactado en la comisaria de Conil el 29 de diciembre- que en las inmediaciones de telefónica existían dos grandes focos de luz sobrevolando, dirigiendonos al lugar por la carretera del pago del sorro y a la altura del camping denominado los eucaliptos nos detuvimos para observar dichos focos, se pudo observar que los focos estaban parados y no se pudo apreciar ningún tipo de ruido de aparato en vuelo, dichos focos se apagaron inmediatamente (la extraña luz reacciono ante la presencia de los agentes)
convirtiendose en un pequeño foco de luz tenue casi inapreciable, tomando seguidamente dirección donde anteriormente alumbraban, desde la inmediaciones de telefónica hasta unos 500 m. pasada la base militar, esto se pudo observar por un tiempo aproximado entre 60 y 90 segundos".
BUZOS, EXTRATERRESTRES Y BUQUES NO IDENTIFICADOS
En aquellos días de frenética actividad, los cinco jóvenes narraron en diferentes medios de comunicación lo que les había ocurrido la noche del 29 de septiembre, y a partir de ese momento fueron sometidos a todo tipo de críticas, dentro y fuera de su propio entorno.
La noticia fue publicada con gran expectación el 5 de octubre en el Diario de Cádiz. Los primeros que acudieron al lugar, fueron miembros del grupo GEIFO (Grupo Español de Investigación del Fenómeno Ovni) que entrevistaron a algunos de los chicos e incluso participaron junto a ellos en una improvisada alerta OVNI. Los miembros de dicha agrupación ufológica, en un primer contacto, "aparentaron" creer en la historia, o eso al menos es la impresión que tuvieron los jóvenes a su marcha. A los pocos días, y en contra de esa primera sensación, GEIFO afirmaba a bombo y platillo, a través de la prensa local, que todo había sido una terrible equivocación por parte de los adolescentes.
En su informe los sesudos investigadores gaditanos declararon que en aquellas precisas fechas se desarrollaban unas labores de cableado submarino frente a las costas de Conil, y que los testigos debieron de confundir las luces de los distintos elementos de la operación con OVNIs. Concretamente "culpaban" al buque cablero de bandera británica Monarch, que según datos de GEIFO, la noche del 29 de septiembre, estuvo trabajando muy cerca de la costa gaditana, siendo, por tanto, sus luces las denunciadas por los testigos. Independientemente que el relato de los jóvenes indicara que los objetos luminosos que habían divisado se hallaban en el aire y sobre Conil. Para mas inri, añadieron que la observación de los humanoides y la sorprendente transformación tenía una explicación sencilla y nada extraordinaria. En realidad, al menos para ellos, se trataban de buzos pertenecientes al citado buque, que tras desembarcar de una zodiac, decidieron dar un paseo por el pueblo, tras colocarse unos albornoces y cambiarse de ropa allí mismo sobre la arena de la playa. Las descomunales huellas las produjeron los buzos al andar con las aletas puestas en la orilla...
No es de extrañar esta actitud abiertamente crítica por parte de los integrantes del GEIFO, ya que siempre han destacado por su radical y desmesurado escepticismo ante cualquier manifestación OVNI.
Lo anecdótico del presente caso, para sonroje de mas de uno, es que el capitán del Monarch, el Sr. Donaghy, refirió a Juan José Benítez en una entrevista personal, que el cablero bajo su mando estuvo, como mínimo, a 50 Km de distancia de la costa aquella noche, lo que impediría lógicamente la visibilidad de sus luces desde tierra. Las pesquisas de Benítez tampoco hallaron pruebas de la presencia de dos buceadores nocturnos en la playa...
Además Donaghy, añadió otro detalle desconcertante durante la interesante conversación que mantuvo con el bravo periodista navarro, desde su navío, el capitán y su tripulación observaron unas extrañas luces rojas en el horizonte, que pensaron podría tratarse de un barco en apuros por lo que decidieron ponerse en comunicación con ellos, sin embargo, a través de la emisora recibieron una respuesta, en perfecto ingles, informandoles que se trataban de pescadores y que se hallaban en perfectas condiciones....
Pero la historia no acaba aquí para horror del GEIFO... otros testigos aun debían de confirmar que los incidentes del 29 de septiembre no eran resultado de la calenturienta mente de cinco imaginativos adolescentes... y que los buzos no podían estar en todas partes... aunque fueran en zodiac... o en el "barco volador"...
LLEGAR Y BESAR "EL SANTO"
"Tuve la gran suerte de ver con mis propios ojos a seres de otros mundos -el domingo 15 de octubre de 1989-, cuando investigaba el complejo fenómeno ovni ocurrido en Conil de la Frontera, en Cádiz, la noche del 29 de septiembre de 1989, en que cinco jóvenes de la localidad tuvieron su primer "encuentro cercano" con humanoides". Quien así de contundente se manifestaba era nuestro compañero y gran amigo Jesús Borrego, quien tuvo la "fortuna" de toparse con la misteriosa pareja de "alemanes".
"Estábamos tomandonos unos refrescos en un bar -nos relató Jesús Borrego autor de decenas de artículos dedicados a los OVNIs y otros enigmas- cuando los chavales (se refiere a los testigos) se quedaron mirando a una pareja que les rebasaba en dirección al mar. Lo extraño de ellos era la cabeza del hombre -rubio- así como su elevada estatura. La cabeza, aunque presentaba un tamaño normal, tenía el nacimiento del pelo mas atrás de lo habitual, destacándose una prominente frente. La estatura del hombre sobrepasaba los dos metros y la chica -morena- podría tener mas de un metro noventa, y ambos llevaban el pelo largo".
Borrego actuó con sangre fría y en compañía de algunos de los chicos, decidió seguir a la enigmática pareja que se dirigía hacia el mar a una distancia de unos 150 metros. La visibilidad era buena y aunque era de noche, había luna llena. Entonces sucedió algo inexplicable. La pareja había desaparecido súbitamente, cosa que era prácticamente imposible, teniendo en cuenta que allí no existía obstáculo alguno que dificultara la visión. Cuando dirigieron la vista hacia la playa observaron un punto oscuro a lo lejos. Esta mancha, en el horizonte, tenía el tamaño de un balón de fútbol y segundo a segundo fue aumentando de tamaño conforme se iba acercando. Los demás jóvenes, que se quedaron en el bar, pudieron ver en ese instante, aquella masa oscura que se aproximaba a una vertiginosa velocidad a los testigos. Parecía como si flotase en el aire y a veces avanzaba como si fuese empujada por una fuerza invisible.
Cuando llegó casi a la altura del grupo de "exploración", pudieron apreciar que tenía forma humana y que se trataba de una chica. En un principio, dada la velocidad que llevaba, apenas podían apreciar las piernas, sin embargo, una vez llegó a la altura de los testigos se detuvo y continuó andando como si nada. Se desprendió de la parte superior de la ropa y todos coincidieron en que se veía perfectamente el contorno de su figura, aún así no pudieron ver bien sus rasgos faciales. Ellos se encontraban a unos 60 metros de la orilla y por tanto de la mujer, que estaba en el borde del mar. La enigmática joven continuó caminando hacia poniente donde se encontró con otra persona que nadie vio de donde salió. Según Borrego, con la ayuda de Pedro González, que le cronometró el tiempo, "aquella persona había recorrido ¡cuatro kilómetros en 45 segundos!". Tras este extraño percance, que les distrajo de su primer objetivo, procedieron a seguir las huellas marcadas en la arena por la pareja. Las de la chica apenas si se veían, en cambio las del hombre las notaron muy profundas y de una longitud de casi 50 cm. Este detalle lo apreciaron nítidamente, ya que la arena estaba mojada. El rastro continuaba hasta adentrarse en el mar, "es como si hubiesen seguido su camino hacia el mar y hubiesen desaparecido en él"... Pues bien, cuando los chicos y el sorprendido Borrego, que solo aspiraba en aquella jornada conseguir una simple entrevista, regresaban al pueblo "vimos de nuevo a la pareja de marras, ¡y con la ropa totalmente seca!." señala el experto investigador gaditano que no daba crédito a sus ojos.
Juan Bermúdez nos explicó un nuevo detalle de la historia "cuando vimos a la pareja, a través de los prismáticos, parecía que el hombre me miraba fijamente, y eso que yo estaba escondido tras unos paneles publicitarios y a cierta distancia". Añadir que cuando pasaron ante ellos, en el pueblo, el hombre llevaba cara de pocos amigos y se les quedó mirando, pasando el brazo por encima del hombro de la chica en señal de protección. Juan Bermúdez les filmó con una cámara de cine de 8 mm. Sin embargo cuando envió la película para su revelado a Madrid ésta salió velada, y las imágenes grabadas anteriormente venían desordenadas a su vuelta...
"Solo puedo deciros una cosa -concluye Borrego- lo ocurrido en Conil de la Frontera, por muy inverosímil que parezca es real, yo fui testigo de ello, pese a quien pese". Dejamos a nuestro colega Jesús Borrego, conscientes de que su testimonio era una pieza fundamental en todo este "endiablado" rompecabezas de los "infiltrados". Pues la historia se complicaba hasta limites inimaginables con el descubrimiento de nuevos datos. La noche del 29 de septiembre la pareja se hospedó en un hotel de Conil tal y como apuntaron los jóvenes. Pues bien, Juan José Benítez constató que la documentación utilizada por el hombre y la mujer era falsa, aunque realmente los datos que facilitaron pertenecían a un matrimonio real alemán, pero que nunca había puesto un pie en España....
Pedro González nos facilitaría nuevos detalles de los turistas "alemanes"; "El señor de pelo rubio lo habíamos visto anteriormente por el pueblo varias veces, pero a raíz de aquello y de lo que nos ocurrió con Borrego desapareció súbitamente sin dejar rastro. Algunos vecinos del pueblo lo conocían y tuvieron la oportunidad de oírle hablar, comentaron que hablaba en varios idiomas. También escuche la historia de un crio de Conil que vio como un individuo muy alto y rubio despellejaba a un animal, al parecer un perro, en un lugar apartado de la playa, sin embargo, nadie tomó en consideración los comentarios del chico".
DE NUEVO UN GIGANTE EN LOS BATELES
Nuestras persistentes investigaciones en el litoral gaditano, en busca de mas testimonios que fortalecieran nuestras sospechas debían de dar sus frutos... y así fue. En el verano de 1993 seguimos la pista de un vecino de Conil que había tenido un siniestro encuentro con una gigantesca entidad...
Pero no fue hasta muchos años después, cuando al fin pudimos dar con el paradero del protagonista de éste nuevo encuentro. En compañía del infatigable Juan José Benítez, Pedro González y mi inseparable compañera Mari Carmen Muñoz, conseguimos que a regañadientes Antonio M. nos relatara su crucial experiencia.
Nuestro testigo es un hombre honesto y trabajador que lo único que le interesa es sacar adelante a su familia. No quiere publicidad y solo nuestra persistencia ha conseguido que podamos acceder a su testimonio tras años de insistencia. "Salí a mariscar temprano -nos relata Antonio-, era julio de 1993. Aun no había amanecido del todo y no había mucha claridad. Iba por la playa de los Bateles y mientras andaba por la orilla me cruce, a una distancia, con un "persona", aunque solo vi la silueta, le salude y seguí andando. Al momento pensé que "tio" mas alto, pues su altura era considerable. Entonces oí un ruido, un sonido como un silbido por detrás mía. Y al volver la vista lo vi bien... Era una cosa enorme. Con un traje negro pegado, con una cabeza enorme y dos ojos negros...". Antonio M. nos indica que el humanoide que le salió al paso podía medir unos tres metros de altura, y que su cabeza era desproporcionada en comparación con el resto del cuerpo. Incluso llego a afirmar que le costaría estar de pie en la habitación donde nos encontrábamos haciendole la entrevista. Parecía flotar en el aire, no muy lejos de la orilla, manteniendo una curiosa postura, ya que tenía ligeramente flexionado los hombros y las rodillas dando un aspecto de relajación. También nos explica que en esos momentos del encuentro, curiosamente, no sintió ningún temor ante la aparición, y decidió acercarse al misterioso ser, comprobando como éste se alejaba hacía atrás levitando. El joven pretendía acercarse pero aquel humanoide era esquivo. Sin embargo, en una de las intentonas, el inquietante gigante se le aproxima.
En medio del silencio del amanecer, de nuevo se escuchan los extraños silbidos que parecían provenir del visitante. Antonio, sin saber de donde le salió el valor, le contestó imitando el sonido agudo. El gigante parece sorprenderse dando un salto hacia atrás. Al comprobar que el ser se asusta nuestro protagonista vuelve a aproximarse. Ante sus atónitos ojos, aquella criatura, en menos de un segundo y sin que sepa como, se sitúa tras él.
Antonio, un poco más nervioso se vuelve y el ser realiza el mismo movimiento, colocándose de nuevo a sus espaldas. Fue entonces cuando el joven gaditano se siente mas inseguro y decide marcharse de allí dejando al inquieto gigante a su espalda. No acabarían ahí sus sobresaltos. Cuando llevaba un rato caminando a buen ritmo, se topa de nuevo al extraño humanoide frente a él. Esta vez no se detuvo a contemplarlo, y siguió su camino sin mayores incidentes hasta su domicilio. Es allí cuando, tras cerrar la puerta, una desagradable sensación se va apoderando de su cuerpo, y el terror hace mella en nuestro, hasta entonces impertérrito, testigo. La experiencia de Antonio M. es muy interesante, pues la descripción de la fisionomía del humanoide coincide extraordinariamente con la reseñada por sus convecinos en el año 1989. Sobre todo la mención a una desmesurada cabeza en forma de pera invertida, de tonalidad blanca pálida y con unos ojos negros ahuevados. Pero hay mas. La descripción facilitada por éste nuevo testigo, arroja un detalle singular, pues advirtió en la espalda del gigante, una delgada franja blanca vertical cubierta de vello.
Sin duda la historia parecía encajar. Pero las sorpresas no habían hecho mas que comenzar, en aquellos momentos no podíamos imaginar que en las mismas fechas del célebre episodio de la "transformación" en otras localidades gaditanas sobrevinieron otros hechos no menos inquietantes...
OTROS ENIGMÁTICOS ENCUENTROS EN ALGECIRAS , BARBATE Y CHICLANA
Nuestro viaje hace escala en la ciudad de Algeciras. Andrés Gómez Serrano es un veterano investigador de OVNIs de Algeciras que lleva mas de 5 décadas dedicadas al concienzudo estudio y recopilación de encuentros con los No Identificados en toda la comarca del campo de Gibraltar. En su extenso archivo existe otra pieza clave para nuestro particular puzzle. De nuevo seguimos y encontramos el rastro de los humanoides de Conil. "El caso que te puede interesar ocurrió un verano a finales de la década de los ochenta - nos refiere Gómez Serrano en el interior de su acogedora casa, un autentico museo de la investigación ufológica- el testigo no recuerda la fecha exacta del mismo, pero lo que no olvidara jamas fue el susto que se llevó aquella noche, eso seguro. Tenía un chiringuito en la playa de Getares (Algeciras) era tarde, ya había cerrado y no quedaba nadie en el lugar. Estaba cerrando el puesto cuando lo vio venir del agua, de la parte de la orilla. Me dijo que era un ser enorme, muy alto y vestía un traje muy raro oscuro, de color negro, y lo mas extraño de todo era que venía caminando sobre el agua, flotando, aunque no movía sus pies, si no que mas bien se desplazaba como deslizandole hacia adelante. No pudo ver detalles de la cara ni nada mas... el traje le pareció como una túnica pero algo ajustada pues se notaba perfectamente las piernas... Le entró un miedo de muerte y salio corriendo dejando todo allí por medio, sin guardar ni sillas ni mesas. Fijate el susto que tendría que subió por medio del campo en dirección al cuartel de la Guardia Civil que estaba próximo para dar cuenta de lo que había visto. Cuando le calmaron y bajaron a la playa allí no vieron nada. El gigante había desparecido...".
Con las fechas que barajamos para el presente caso podríamos situarnos, incluso, pocas semanas antes de los hechos de Conil de la Frontera (Algeciras se halla a unos 77 Km de distancia de Conil) pero lo mas curioso es que, también, sobre la mismas época otro hecho excepcional ocurrió ésta vez en la paradisiaca playa de Caños de Meca (Barbate se halla a unos 21 Km de distancia de Conil). Nuestro protagonista Francisco H. no había dado mayor importancia a su "visión", no obstante cuando su hijo por cuestiones del azar, muchos años después conoció lo ocurrido en Conil inmediatamente lo relacionó con la rara experiencia vivida por su padre en la playa de Barbate. No obstante hay que señalar que tampoco recuerdan con exactitud la fecha del incidente, pero lo sitúan entre el verano del año 1989 o 1990. Aunque son naturales de Huelva, en aquellos años pasaban las vacaciones acampando en Caños de Meca. Sería el mes de julio o agosto, el matrimonio de unos 40 años y sus dos hijos dormían en una tienda de campaña instalada en la propia playa a una distancia prudencial de la orilla para evitar las subidas de la marea. Sucedió de madrugada, cuando Francisco despertó de repente y vio, a través de la puerta de la caseta (que tenia una "cuadrado" de platico trasparente a forma de ventana) dos siluetas que le observaban detenidamente en completo silencio e inmóviles. Eran dos humanoides, vestidos de blanco y no podía distinguir bien sus facciones. Estaban muy cerca de la tienda de campaña observando a los inquilinos de la tienda mientras dormitaban. También cree recordar que en el fondo, junto a la orilla de la playa había otros seres idénticos andando de un lugar para otro como buscando algo.
Un dato interesante de la experiencia narrada por Francisco es que tenía la extraña sensación, durante los instantes finales del encuentro, que aquellos individuos le querían decir algo, que querían entrar en contacto con él, pero no se produjo, aparentemente ningún tipo de comunicación. Por su aspecto parecían humanos, aunque su indumentaria era muy extraña totalmente blanca de una sola pieza y una tonalidad que nunca había visto antes. Sin aperente lógica, Francisco se quedó dormido, frente a la inquietante presencia de dos extraños frente a la tienda donde descansaba su familia, recordando el enigmático episodio nocturno a la mañana siguiente cuando se lo refirió a su esposa e hijos durante el desayuno, indicando que no sabía muy bien lo que sucedió aquella madrugada, pero, sin duda, había sido la cosa mas rara que le había pasado en la vida...
Pero aún hay un caso mas asombroso, sobre todo por la fecha en el que se produjo. Gracias al reportero y escritor Iker Jiménez tuve conocimiento de un evento ocurrido el día antes del encuentro de los Bateles, o sea el 28 de septiembre de 1989. En ésta ocasión la fecha es recordada perfectamente. El lugar, un bosque situado en Roche (Chiclana), que "causalmente" colinda con la playa de Conil. Varios jóvenes se hallaban jugando en el interior del bosque, cuando unos incomprensibles ruidos y un fuerte viento azotó los arbustos provocando gran miedo en el grupo. Entre los arboles y la vegetación observan, despavoridos, la presencia de una figura estilizada muy alta que se desplaza entre los arboles. Un silencio parece apoderarse entonces del bosque. Javier Gala, uno de los chicos, recuerda lo sucedido aquella noche y afirma que el siniestro individuo " era bastante alto, delgado, tenia largos brazos y era como una sombra de color morado y marrón que cambiaba de tonalidad, lo vimos desplazarse de un lugar para otro, parecía correr".
Lo mas irritante es que la criatura, similar en aspecto al Big-Foot (Pies Grandes), pero mas delgada, parecía estar en muchos lugares a la vez, pues varios testigos lo veían prácticamente en muy poco espacio de tiempo. Los jóvenes huyeron presa del pánico y a las pocos días leyeron en la prensa lo que había sucedido en Conil. Por temor a la repercusión decidieron silenciar su experiencia...
EXTRAÑOS "DEPORTISTAS"
Pero los humanoides deberían de regresar por enésima vez al litoral gaditano, nuestro abogado espera impaciente para terminar el relato de su extraordinario encuentro con dos humanoides a la carrera en el año 1992, muy cerca de la playa de los Bateles, cuando estaban a punto de pasar la noche a la intemperie tranquilamente. El cielo estaba despejado y una suave pero constante brisa de levante golpeaba el rostro de los dos sorprendidos excursionistas, la luna en cuarto creciente era muda testigo de los hechos:
"Todo quedó en silencio de repente -continua Luis S.- las gaviotas que escuchábamos hasta hace un momento dejaron de hacer ruido, era muy extraño..., todo estaba en el más absoluto silencio, entonces cuando esas dos "personas" se nos acercaron a menos de 10 o 12 mt, vimos que eran unos seres delgados, de unos 2.20 mt de altura, y que los dos iban increíblemente sincronizados en el movimiento. Ambos seres movían las piernas y los brazos a la vez. Apenas movían las articulaciones, no se veía que tocaran el suelo, pero tampoco os lo puedo asegurar. Iban corriendo, a la velocidad de una persona que fuera en bicicleta, no muy deprisa pero tampoco a un paso normal...".
Luis y Ramón seguían con la mirada las evoluciones asombrosamente simétricas de los dos extraños humanoides, mientras permanecían inmóviles en sus respectivos sacos de dormir. Al pasar cerca de donde ellos se encontraban, Luis se cerciora sin lugar a dudas de que no son seres humanos...
"Vestían con unos monos, no excesivamente ajustados -continua Luis-, de color gris perla, de color brillante como las tela de raso, pero no era metalizado, no brillaba. La cabeza era muy extraña, algo más grande que la nuestra, totalmente calvos y con unos enormes ojos negros rasgados, inexpresivos. Su nariz era muy pequeña, casi chatos, la barbilla por el contrario era muy pronunciada, y su piel era grisácea muy pálida. Tenían como una especie de capa corta por detrás y llevaban botas, pero de estos detalles no me acuerdo muy bien. No parecía que nos vieran, nosotros estábamos a unos 15 o 20 mt del mar y ellos pasaron por delante nuestra hasta que se perdieron en la lejanía, yo calculo que todo duro apenas dos minutos". Los dos humanoides realizaron una trayectoria paralela a la línea de playa y en ningún momento cambiaron de velocidad ni de movimientos, tampoco giraron la cabeza.
¿ABDUCCIDOS?
Luis recuerda que su compañero estaba muy nervioso tras la repentina aparición de los seres e incluso quería marcharse de allí, pero tras dialogar unos minutos con él, decidieron quedarse en el mismo sitio. Al poco tiempo, Ramón "inexplicablemente", a pesar del pánico que había contraído, se quedó profundamente dormido. Sin embargo, Luis que había permanecido más tranquilo durante la experiencia, no podía conciliar el sueño. Horas mas tarde, de madrugada, entre el cabo Roche y un faro existente en la zona, Luis pudo observar, en el cielo, a baja altura, una extraña luz amarilla "mortecina" que destacaba entre las luces de los pesqueros que faenaban en las proximidades. Tras intensificarse durante unos segundos, la misteriosas luz se fue desvaneciendo poco a poco hasta que Luis dejó de contemplarla. Minutos después Luis se quedó dormido y tuvo una terrorífica "pesadilla": "Estábamos en la playa y aparecieron de nuevo los seres -expone Luis- pero esta vez eran 7 u 8. Nos cogieron a mi amigo y a mi y nos separaron. Me llevaron a una extraña habitación que tenía el mismo color de la luz que vi antes en la playa... me desperté y comprobé que solo había dormido unos 15 minutos... no pude conciliar el sueño en el resto de la noche...". (Seria interesante realizarle un regresión hipnótica a Luis para conocer que puede esconderse tras ésta notable experiencia "onírica", pero éste es muy reacio a ello).
Al día siguiente, Luis y Ramón, marcharon del lugar sin poder despejar de sus mentes aquel furtivo encuentro con los extraños humanoides...
Curiosamente, sin Luis conocer los pormenores del "affaire" de Conil, nos comentó en el transcurso de la entrevista un incidente que nos recuerda extraordinariamente al increíble episodio vivido por el ufólogo Jesús Borrego. Nuestro testigo asegura que horas antes de que viera a los dos seres en la playa del Palmar, casi al anochecer, estando en un bar de Conil, vieron a una extraña pareja de extranjeros de apariencia nórdica. A Luis le llamó la atención que iban muy distantes entre ellos (no iban cogidos de la mano), sin hablar y andando hacia adelante. La chica que cruzó una mirada con nuestro testigo, tenía los ojos de un azul muy intenso y ambos llevaban el pelo corto. Al entrar la pareja en la playa a unos 200 o 300 mt desaparecieron misteriosamente de la vista del abogado...
¿QUIEN DIJO QUE ERAN BUZOS?
Las investigaciones no han acabado. Mis continuas idas y venidas por distintos puntos de la geografía gaditana en busca de mas pruebas y datos siguen dando sus frutos. Uno de los últimos casos que he podido recopilar, apenas hace unos meses, es sencillamente sorprendente, pues entre otras cosas, me ha llevado a conocer varios sucesos desconcertantes ocurridos en otra ciudad de la Tacita de Plata de la que no tenía noticias hasta la fecha. Fueron unos buenos amigos Carolina y José los que me dieron un toque de atención a través de un providencial correo electrónico. Gracias a ellos pude escuchar el escalofriante testimonio de Eva J., una maestra de escuela que guardaba un secreto desde hacia varias décadas. Según me relató, una vez que nos acomodamos en una acogedora salita de su domicilio, en los años setenta, al poco de terminar la carrera, vivió un acontecimiento para el que no ha podido hallar una explicación lógica pese al gran tiempo transcurrido. Las primeras anotaciones de mi cuaderno de campo son suficientes; Era de noche y Eva celebraba junto a un grupo de amigos universitarios una plácida barbacoa en la playa. De pronto, frente a la atónita mirada de los jóvenes allí congregados, surgió un enorme ser de la orilla. Se trataba de un humanoide enfundado en un traje oscuro que progresaba a grandes zancadas. El inquietante visitante nocturno avanzó por la playa en dirección al pueblo. Su estatura simplemente impresionante... mas de tres metros de altura...
En la misma localidad gaditana (cuyo nombre reservo a conciencia para preservar futuras indagaciones) sucedió otro hecho inusitado del que existe un parte policial y que conocí gracias a la intervención de otro buen amigo, amante de los misterios, José Luis García. Sucedió la mañana del 1 de enero del 2003. Un matrimonio sevillano denunció ante las autoridades locales, que habían presenciado horrorizados como una mujer de extrañas facciones y de apariencia extranjera, alemana tal vez, se introdujo en el mar andando sobre lo que parecía un camino de piedras, hundiendose lentamente en el mar con los brazos semi-levantados en cruz, en una extravagante posición. La mujer se sumergió despacio en el agua hasta desaparecer completamente.
Dos policías municipales acudieron al auxilió de la supuesta "suicida" comprobando que no había nadie en el agua. Apenas habían pasado 5 minutos desde que se diera aviso a las autoridades del percance, pero no hallaron nada en un minucioso rastreo de la orilla. Lo mas chocante de la historia es que los miembros de la policía local comprobaron, al penetrar en el agua, en su búsqueda desesperada de la supuesta victima, la total ausencia de un camino recto y uniforme tal y como presenciaron los testigos. El terreno era muy abrupto y una persona se hubiera sumergido a los pocos segundos de avanzar. Todo esto quedo reflejado perfectamente en un parte oficial al que hemos tenido acceso...
También he podido entrevistarme con agentes de ésta misma comisaria que han protagonizado otros hechos asombrosos...
Marzo 2006. Lo dicho... la investigación no ha concluido...
martes 22 de septiembre de 2009
Casos de “transformación” ovni
En 1980 se dio un caso muy interesante. Un guardia civil de tráfico, en las proximidades de Jerez de la Frontera, había sido testigo de excepción de unos hechos sorprendentes.
El hombre, tras perseguir con su moto a un objeto volador no identificado, comprobó atónito como la nave se “convertía” primero en un silencioso camión de mudanzas y, posteriormente, en dos lujosos automóviles, perfectamente orillados en la carretera de Trebujena. Y llegó a ver a los ocupantes del primer turismo, conversando, incluso, con el conductor. Aquellos “individuos” eran -o parecían- seres humanos normales y corrientes.
En julio de 1978 dos muchachas norteamericanas protagonizaban una historia muy similar. La información proporcionada por Ignacio Darnaude, decía así:
“Conduciendo a lo largo de un tramo de la carretera despejado y solitario, al sur de Wyoming, Mickie Eckert y su amiga Kathy Eckard, de unos veinte años, fueron a vivir lo que el prestigioso investigador de ovnis Timothy Green Beckley ha denominado “el encuentro ovni más extraño que se ha visto jamás”.
Las mujeres se dirigían hacia el este, hacia Nebraska, y se detuvieron en la orilla de la carretera para interesarse por lo que parecía un accidente. Dirigiendo las luces hacia el lugar en cuestión, se quedaron de piedra al ver tres objetos circulares que se hallaban suspendidos en el aire, a varios pies del suelo.
“Y de pronto, aquellos objetos se transformaron en dos coches deportivos. Y avanzaron hacia nosotras”.
Aterradas, las jóvenes saltaron hacia su automóvil, alejándose a gran velocidad. Pero, súbitamente, por detrás, brillaron unas luces. Eran dos camiones… Dos camiones que, al parecer, surgieron de la nada.
Las mujeres optaron entonces por dar la vuelta, dirigiéndose a Salt Lake City, pero los misteriosos camiones hicieron lo propio, reanudando la persecución. Al cabo de muchas millas lograron distanciarse, entrando finalmente en la ciudad. Y respiraron aliviadas. Entraron en un gran almacén y terminaron riéndose de lo ocurrido. Pero, al regresar al aparcamiento, Mickie descubrió una pequeña luz, del tamaño de un balón de baloncesto inmóvil sobre la zona. Se precipitaron nuevamente hacia el coche y huyeron. Y durante varios cientos de millas todo discurrió con normalidad. Pero, al cruzar una silenciosa y pequeña localidad del centro de Wyoming, dos enormes objetos se situaron a la altura del turismo, acompañándolo. Mickie aceleró, pero el vehículo no respondía, como si una extraña fuerza lo manejara.
Finalmente en un paraje solitario el coche se detuvo misteriosamente y en ese instante una bola de luz penetró en el interior del turismo, alcanzando a kathy. Acto seguido, esfera y ovni desaparecieron.
Desconcertadas y muertas de miedo, las mujeres entonces vieron aparecer dos largas caravanas de camiones que circulaban en ambos sentidos y antes de que acertaran a reaccionar, se convirtieron en ovnis triangulares, provistos de sendas cúpulas y volando a seis pies del suelo. Y tras experimentar una sacudida, el coche fue elevado a unos seis metros de la carretera. Pero la pesadilla no había terminado.
Al ser devueltas a tierra apareció frente a ellas otro automóvil. Kathy, sin imaginar lo que se avecinaba, saltó del coche, corriendo hacia el conductor. Al poco, su compañera la vio regresar con el rostro demudado.
-¡Vuélvete! - le gritó a Mickie.
Y ésta descubrió la presencia de un enorme perro negro con los dientes incandescentes. Y en ese instante, en el interior del vehículo de las norteamericanas, sentado en el asiento trasero, apareció un extraño individuo. Las mujeres huyeron aterradas y coche, perro e individuo se extinguieron.
Y en el silencio de la noche surgió un ruido sordo y lejano.
“Se nos pusieron los pelos de punta. Un grupo de luces apareció en el horizonte. Y aquel ruido se hacía cada vez más intenso. Y de pronto las luces se reunieron, transformándose en una gigantesca nave. Y una potentísima luz naranja nos cegó.
Era increíble –comentó Mickie-. La carretera se llenó de gente. Eran decenas, quizás cientos de personas, transportando tubos… ”
Pero súbitamente todo desapareció. El coche se negó a arrancar y, al poco, se aproximó un vehículo. El conductor dijo que se dirigía a Chicago y se ofreció a trasladar a las confundidas y aterrorizadas mujeres.
“Nos detuvimos en un motel y alquilamos una habitación, pero nada más cerrar las puertas las luces se apagaron y se encendió el televisor y una tenue iluminación se filtró por las paredes, entonces comprendimos que no habíamos escapado”.
Tras una noche en vela, Mickie y Kathy telefonearon a un policía y, al acompañarlas al paraje en donde había quedado el coche, todo parecía cambiado: la barandilla de protección de la carretera era diferente, así como las señales y la totalidad del entorno. En los campos cercanos fueron encontrados los restos de una vaca y una oveja. De la primera solo quedaba el esqueleto. La segunda apareció despellejada…
Un joven, vecino de Monforte de Lemos narra lo siguiente:
“En agosto de 1995, en plenas fiestas patronales, acudí con mi novia al parque situado al pié del castillo. La noche era espléndida y poco antes de las doce, por el oeste, observamos una luz, era como una pelota de tenis con un halo o bruma alrededor. El color era blanco. Un blanco mate muy raro… Y fue aproximándose. Pero lo hacía con extrañas oscilaciones, algo así como un movimiento en zigzag, pero en vertical… Y en silencio, sin ruido alguno. Terminó por situarse casi sobre nuestras cabezas.
Nos quedamos mudos… Y de pronto, no sé cómo explicarlo, aquella esfera luminosa se aniquiló… y al mismo tiempo (?) vimos aparecer un avión de pasajeros… ¡Fue asombroso!...Era un avión normal, con las luces y el sonido típico… Un sonido que llegaba en oleadas, como en los aparatos de hélice. Estimamos su altitud en unos tres mil metros, aproximadamente. Y el “avión” al “salir” (?) de la esfera cambió de rumbo desapareciendo hacia el sur.
El cielo estaba despejado y, en esos momentos, no vimos avión alguno. La aproximación de la esfera blanca duró alrededor de tres minutos. En ese tiempo, de haber coincidido con un tráfico normal, lo habríamos detectado.
Lo que ya no sé concretar es si dicha esfera se convirtió en el aparato o si éste “salió” de la bola luminosa… Todo fue instantáneo. La “pelota” de luz desapareció y, en su lugar, insisto, surgió el avión… Y lo hizo cuando aquélla se hallaba inmóvil”.
En otras palabras, según el testigo, el supuesto “avión” comenzó a volar ¡en el aire y partiendo de velocidad cero!
Fuente: “Ricky B”; J. J. Benítez
lunes 21 de septiembre de 2009
El Cementerio Inglés de Málaga.
Saint George Cemetery
Año 1787, Carlos III a través de una Real Cédula, prohíbe los entierros intramuros en todos los pueblos y ciudades de España, incluyendo el interior de las iglesias y los espacios parroquiales. Comienza la construcción de numerosos cementerios en las afueras de las ciudades, alejados y aireados, para evitar los contagios y las epidemias que tan de cabeza traen a las autoridades en aquellos tiempos.
Comienzos del siglo XIX, Málaga. La ciudad ya tiene sus nuevos cementerios en funcionamiento, pero en ellos solo tienen cabida los residentes católicos y los aires no soplan demasiado bien para los extranjeros protestantes que abundan en todos los pueblos de la costa andaluza. Los difuntos no católicos son enterrados al anochecer en cualquier lugar discreto, como uso preferente se usan las playas cercanas, donde los cuerpos no tardan en emerger de la arena, siendo arrastrados por las olas hacia el mar o, en el peor de los casos, devorados por las alimañas.
En este punto, aparece la figura del cónsul británico William Mark, que lucharía y se preocuparía para que sus conciudadanos tuviesen un entierro digno en estas tierras. Tras años de constantes peticiones, el 11 de abril de 1838, por Real Orden de Fernando VII se cedería un terreno situado en el este de la ciudad a dicho cónsul y se erigió el primer campo santo inglés para protestantes en el Paseo de Reding. El primer cementerio protestante de la Costa del Sol.
El cementerio-jardín, no tardaría en destacar del resto por su belleza. Monumentales panteones y románticos jardínes, donde la naturaleza se mezcla con la muerte. Muchos personajes célebres están enterrados en éste lugar. Robert Boyd, famoso militante liberal que luchó contra el absolutismo de Fernando VII. William Mark, el cónsul y precursor del mismo cementerio. Jorge Guillém, conocido poeta que pidió ser enterrado en éste cementerio. Los marinos alemanes fallecidos en el naufragio en las costas malagueñas de la fragata Gneiseau, allá por el año 1900. La poetísa Gamel Woosley y su esposo, el hispanista Gerald Brenan, que falleció catorce años antes que su esposa y que fue conservado en formol durante esos años en la Universidad de Medicina, y un largo etcétera de personajes de importancia en la vida de Málaga.
Leyendas y hechos insólitos en el cementerio
Sin duda, lo más llamativo del camposanto es la vieja leyenda británica que lo envuelve y que asegura que la última persona que es enterrada en un cementerio se convierte en su guardián. Este debe velar por la seguridad de las almas allí congregadas hasta que un nuevo difunto sea inhumado y ocupe el puesto del anterior vigía. En el camposanto de Saint George se mantiene muy viva esta tradición, y son muchos los que creen en ella. Paradójicamente, el último fallecido de este cementerio es Antonio Alcaide, quien fue vigilante en vida del mágico enclave. Ahora la tradición señala que es el guardián espiritual de los muertos allí enterrados. Y parece que será así por mucho tiempo, ya que por decreto no se volverá a enterrar a nadie en la necrópolis británica.
La figura errante del guardián del cementerio ha sido observada vagando por los sinuosos caminos del camposanto por los vecinos que habitan en las viviendas colindantes al cementerio, así como por múltiples visitantes que han penetrado en sus dominios. Por ello, en los últimos años, a modo de atracción turística, se realizan recorridos guiados por el cementerio en mitad de la noche.
Personas de toda condición social y edad, deseosas de conocer este importante patrimonio malagueño, han realizado este camino nocturno y más de uno se ha llevado desagradables sorpresas. Aseguran haber sido tocados por manos invisibles, haber oído pasos donde no había nadie y haber escuchado voces provenientes de la nada.
En una de estas excursiones por Saint George, un nutrido grupo de turistas paseaba por el cementerio tras el guía, que ataviado con un hábito de monje, narraba la historia y las leyendas del viejo camposanto. En mitad del evento, cuando la comitiva penetraba en la zona antigua y boscosa de la necrópolis, parte del grupo de giró para observar un repentino resplandor que apareció por sorpresa a lo lejos dentro de los márgenes del recinto. Poco a poco, la luz se fue acercando y se pareció la figura de un hombre, candil en mano, que caminaba renqueando. Los turistas sonrieron y aplaudieron la escena imaginando que formaba parte del espectáculo. Todos menos el guía, que con el rostro blanco y estupefacto, había enmudecido al observar al espectral inquilino.
“Todos, menos el guía, pensaron que aquella figura pertenecía a algún actor del Ghost Tour, pero no tenía nada que ver con el evento. Es más, a los pocos segundos desapareció y no pudieron dar con él a pesar de que la puerta principal estaba cerrada con llave. Dado el estado de pánico de nuestro guía, aquella noche tuvimos que suspender el show”
El ángel encantado
Incluso Antonio Alcalde fue protagonista de uno de estos sucesos inexplicables mientras velaba por el mantenimiento de la necrópolis anglicana, heredero de una labor que ya habían desarrollado su padre y su abuelo. Un día vio cómo un hombre de aspecto extravagante subía la cuesta principal del cementerio y comenzaba a caminar de un lado a otro con la mirada perdida y un gesto extraño en el rostro.
Al aproximarse a uno de los mausoleos, que poseía una enorme figura de un ángel a tamaño natural, se quedó mirándolo fijamente. Cuando Antonio se acercó para saludar al recién llegado, este entabló una conversación con él. Pero lo que le contó escapaba a toda lógica. Aquel individuo sostenía que el arcángel custodio que se encontraba sobre la tumba no era solamente de mármol, sino que bajo aquella coraza estaba el cuerpo de una muchacha difunta. Pocas palabras más salieron de los labios de aquel hombre, y las que lo hicieron fueron para manifestar que el ángel estaba vivo gracias al alma de la joven fallecida que custodiaba la figura y que así perduraría a través de los siglos.
La tumba de Violette
Una de las tumbas más populares del cementerio británico es la de la niña Violeta. Se trata de un modesto enterramiento de mármol blanco, adornado con una cruz celta incrustada en un círculo, que es el símbolo cósmico de la vida. Pero lo más singular es el epitafio que figura en su lápida, en el que sus familiares compararon la corta edad de la pequeña desaparecida con la duración de la planta de la que tomó su nombre:
“… lo que viven las violetas…”
Fuente: http://tejiendoelmundo.wordpress.com/
sábado 19 de septiembre de 2009
Caso Manises
El 11 de noviembre de 1979 ocurrió un acontecimiento aéreo donde estuvo implicado un avión de pasajeros cargado con jubilados austriacos que se vio obligado a aterrizar ante el acoso que estaba sufriendo por parte de dos luces rojas que se acercaban peligrosamente a la cabina del avión.
El aterrizaje de emergencia y las implicaciones de carácter político que conllevaron, junto con la respectiva investigación militar, hacen de él el caso ovni más importante de la ufología española.
LOS HECHOS
Con un retraso de 60 minutos respecto a su hora de salida despega el Supercaravelle de la compañía TAE, vuelo JK-297, procedente de Salzburgo (Austria). Tras haber hecho escala en el aeropuerto de Son Sant Joan de Mallorca (Islas Baleares), cuando se dirigía a Tenerife, el comandante Francisco Javier Lerdo de Tejada, junto con su copiloto, Ramón Suazu, y su mecánico, Francisco Javier Rodríguez, recibe una notificación de Control Barcelona para que sintonice el canal de emergencia e intente “descifrar” una señal de socorro que resulta irreconocible.
A los pocos minutos el mecánico avisa a ambos pilotos de la presencia de unas luces rojas que se dirigían en rumbo de colisión hacia el avión. Las luces se aproximaban por el lado izquierdo de la aeronave y parecían haber surgido de la nada.
El comandante, tras comprobar la veracidad de lo que afirmaba su mecánico, se pone en contacto nuevamente con Control Barcelona para pedir información sobre ese tráfico que se aproximaba y podía poner en peligro la integridad del aparato y de sus pasajeros. Pero la contestación que consiguió no sirvió precisamente para tranquilizar sus ánimos pues no había ningún tipo de tráfico notificado.
Asciende a 28000 pies en un intento de comprobar si las luces están dirigidas por algún tipo de inteligencia; como respuesta consiguió una mayor aceleración y aproximación del objeto, que se colocó a menos de media milla.
Los ocho minutos siguientes llenaron de terror a la tripulación, pues las dos luces rojas comenzaron a realizar una serie de maniobras imposibles. Ascendió, descendió y revoloteó alrededor del avión de la TAE... parecía jugar con él. Nadie puso en duda ni discutió la decisión del comandante Lerdo de Tejada al no querer continuar el viaje y desviar su rumbo hacia el aeropuerto de Manises, en Valencia, solicitando la intervención de interceptores militares para que identificaran al objeto anómalo.
Mientras esto ocurría el controlador del radar de la Base Aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid) estaba atento a sus pantallas. No conseguía captar ningún eco persiguiendo al TAE-297, pero sí lo hacía el radar del Escuadrón de Vigilancia Aérea de Benidorm, que distinguió hasta cinco objetos volando entre 9000 y 11000 pies.
Cuarenta testigos en tierra, encabezados por Miguel Morlán, director en funciones del aeropuerto valenciano, aunque en posteriores investigaciones negó esta afirmación, vieron hasta tres objetos muy próximos a las instalaciones. Tal era la aproximación que realizaron que, pensando de que se tratase de algún avión en peligro o del avión militar que debía salir en misión de interceptación, encendieron las luces de las pistas de aterrizaje. Pero el caza aún no había despegado.
Un Mirage F-1 pilotado por Fernando Cámara lo hizo desde la Base Aérea de Los Llanos, en Albacete, y durante hora y media persiguió por el espacio aéreo de media España a uno o varios objetos, los cuales esperaban la llegada del caza, accionaban sus sistemas de ataque, blocaban los del F-1, que era incapaz de localizarlo en su equipo de infrarrojos, como si aquel objeto no emitiera calor, aceleraba de manera asombrosa y se alejaba cambiando de color.
Tras la infructuosa persecución el caza pone rumbo a su base y es entonces cuando el avión es blocado “de cola”, lo que hubiera podido entenderse como una actitud hostil que, sin embargo, no manifestó en ningún momento.
La investigación oficial llegó a considerar “la hipótesis de que existe una nave de procedencia desconocida propulsada por energía también desconocida”.
Este informe contaba con una fotografía realizada hacia las 02:30 horas por el mecánico Pep Climent en Sóller (Mallorca-Islas Baleares) en la que aparece un objeto emergiendo del mar.
Once meses más tarde el diputado socialista Enrique Múgica formularía estas tres preguntas en el Congreso de los Diputados que, hasta el día de hoy, no han tenido respuesta:
* ¿Qué clase de aparato provocó el desvío del Supercaravelle de la compañía TAE en la noche del 11 de noviembre de 1979?
* ¿Por qué tres tráficos de origen desconocido permanecieron durante más de 4 horas sobre el espacio aéreo español?
* ¿Qué clase de aparatos obligaron al despegue en alerta de un Mirage F-1 de la base de Los Llanos?
En 1999 la Fundación Anomalía afirmó haber encontrado la explicación al fenómeno asegurando que las luces que vio la tripulación del TAE 297 eran los fogonazos de las chimeneas de la refinería de Escombreras, en Cartagena (Murcia), junto con una fuerte inversión de temperatura, durante una noche de visibilidad extraordinaria.
Las interferencias del canal de emergencia y las dificultades de sistemas y de comunicación que tuvo el caza serían el resultado de las actividades de guerra electrónica que estaba realizando la marina estadounidense, en estado de alerta en el Mediterráneo durante la crisis de los rehenes en Irán.
Esta explicación fue rechazada de plano por todos los investigadores pues no admitían que esos reflejos pudieran ser detectados en el radar ni explicaba por qué el piloto militar Fernando Cámara los había perseguido por los cielos españoles durante hora y media, aparte del hecho de que cuatro días después de este incidente el máximo responsable de la USAF en España afirmaría por escrito que “ningún avión de la IV flota ni ningún navío de la U. S. Navy se encontraban en la zona durante el incidente”.
Fuente: http://miralooculto.iespana.es/
viernes 11 de septiembre de 2009
La Relojería Encantada
Por Francisco Contreras Gil
“Una tarde, encontrándome en la cocina, mientras Minna se hallaba acostada, muy débil para hacer cualquier movimiento, vi como una silla empezaba a temblar y luego a deslizarse por el suelo ella sola sin que nadie la tocase.
Una mesa giró sobre sí misma bruscamente y también se movió a varios metros de la señora…”.
El sorprendente testimonio lo realizó Walter Degenkolbe, durante el juicio que se celebró por el denominado “expediente Hopfgarten”. Y es que el caso del comisario Pfeil y la relojería encantada es seguramente uno de los pocos episodios paranormales que llegó a terminar ante los tribunales de justicia durante el pasado siglo XX.
Todo comenzó durante el mes de febrero de 1921. Herr Ernst Saverbery, relojero de profesión y su esposa, Minna, llevaban una vida apacible y tranquila en la pequeña aldea alemana de Hopfgarten.
El hijo de Saverbery, Otto, aficionado al esoterismo y a las ciencias ocultas, llevaba varias semanas intentando seducir a su madre para que le dejara realizar varias prácticas de hipnosis.
El día 11 de febrero Otto consiguió su propósito e inducía a un profundo estado de trance sugestivo a Minna. La práctica había sido un éxito. Pero transcurridos unos días Minna comenzó a sentirse mal y cayó enferma. Su estado de salud se vio debilitado. Sufría cefaleas, vómito y pesadez en las extremidades y los doctores de la demarcación de Vieselbach le recomendaron reposo absoluto.
Llevaba una semana postrada en cama cuando en el dormitorio donde descansaba comenzaron a escucharse insólitos crujidos que no parecían provenir de ningún sitio en concreto.
Si bien en un principio los restantes miembros de la familia no dieron importancia a los chasquidos, transcurridas veinticuatro horas los estruendos eran insoportables y de naturaleza desconocida. Se manifestaban en todas partes: en las paredes, en el techo, en las sillas, en el aparador o en el suelo. Eran parecidos a golpes de nudillos y en ocasiones tenían bastante fuerza como si se tratasen de puñetazos.
La armonía de la familia se había roto. Saverbery, junto a sus hijos Otto y Freida, registraron todas y cada una de las habitaciones intentando descubrir quién era el responsable de las enigmáticas percusiones, pero todos los esfuerzos resultaron en balde. La situación terminó de estallar el 16 de febrero, cuando varios pequeños objetos del hogar, empezaron a desplazarse movidos por fuerzas invisibles.
Minna no podía creer lo que estaba contemplando mientras los golpes, cada vez más bruscos, deterioraban aún más su estado físico y mental. Herr Ernst Saverbery, decidió entonces acudir a las fuerzas del orden público.
Cuando llegó al cuartelillo comenzó a relatar uno a uno todos los incidentes de los que estaba siendo víctima bajo la atenta y sorpresiva mirada del comisario Pfeil. El inspector tomó la decisión de acudir al domicilio del relojero acompañado de ocho agentes. Al llegar al domicilio el vecindario se agolpaba en la vía pública. Organizó un cordón de seguridad y entró a la vivienda donde, tras pasar el vestíbulo de entrada, enmudeció: una silla turca se desplazó de pared a pared, el sillón fue arrastrado por una fuerza sobrenatural por el pasillo y una vasija “volaba” por el salón.
A pesar de los registros que se realizaron, los miembros policiales no encontraron una solución al caso. Pfeil no se dio por vencido ante la insólita situación y decidió realizar un informe para enviarlo posteriormente a Magistratura.
Durante dos semanas comparecieron ante los jueces todos los testigos de los incidentes adimensionales. Tras las primeras audiencias se determinó que los lances tenían una estrecha relación entre el estado de salud de Minna y la práctica sugestiva de Otto. El caso tuvo un final feliz cuando el doctor Johannes Khale, especialista en neurología, realizó nuevas técnicas hipnóticas restableciendo la salud de Minna.
jueves 10 de septiembre de 2009
Ovnis al sur de la Sierra de Gádor
Fuente: La Voz de Almería de 5 de mayo de 1974
Aunque la noticia se publica el 5 de mayo, los sucesos acaecieron el 25 de abril. Y es que los periodistas tuvieron que indagar para encontrar a los protagonistas de la historia.
Juan Antonio Capel, Alex López Salvador, Mariano Castro Montesinos y Antonio Rodríguez Montesinos (éstos dos últimos, primos), trabajaban perforando un pozo. Era de noche, las once y media aproximadamente cuando detectaron anomalías en el firmamento.
El primero en darse cuenta fue Antonio Rodríguez quien avisó a uno de sus compañeros diciéndole: "mira qué estrella más grande" a lo que el otro dijo "eso no es una estrella", era una luz grandísima que se movía. Tras diez minutos observando el fenómeno, éste desapareció y los hombres siguieron con su trabajo. Pero en realidad no había acabado todo aún. A la media hora volvió a manifestarse la anomalía. Al aparecer de nuevo, la luz tenía como una intermitencia parecida a la de los aviones, aunque por lo que sucedió más tarde, comprobaron que no se trataba precisamente de un aparato de vuelo convencional.
Los trabajadores dejaron las máquinas y se metieron en un coche para observar mejor el fenómeno desde un camino. Ante la pregunta de los periodistas de si tenían miedo, dijeron que lógicamente lo tenían, pero sobre todo tenían precaución "ante la posible radioactividad", y es que al principio pensaban que podían ser o pastores o maniobras militares, pero por la hora en la que terminó, la una de la madrugada; no podía ser eso... y tampoco podía serlo, por lo que observaron después.
Leamos ahora la descripción literal del fenómeno que hicieron los testigos:
"A veces parecía que se ponía de lado y se le veía una luz más roja atrás, igual que una intermitencia. Había una luz muy grande. Después disminuía y aumentaba otra vez; salía otra luz que hacía intermitencia y se apartaba rápidamente; desaparecía, volvía otra vez. En cierto momento subió una luz para arriba y otras hacia la derecha. Llegamos a contar cinco. Igual que eso que se ve en las películas.
La primera era más potente, amarillenta, de la que se desprendían las pequeñas, se situó en el mismo nacimiento de la vaguada, entre los dos cerros".
"De pronto se acercó una luz. Como no veía el resplandor de la máquina, apagué las luces. Efectivamente, había como un foco que alumbraba hasta esos almendros. Entonces nos fuimos al coche. Las luces seguían bajando a ras de tierra y desaparecieron, dejando un resplandor blanco. Pensamos que sería cosa de niebla, pero todo lo demás estaba despejado. La luz grande también desapareció y al rato volvimos al trabajo. Ya no vimos nada más en toda la noche".
Es curioso lo de la "niebla" resplandeciente que dejó a su paso, en numerosos avistamientos, los ovnis dejan una luminosidad que permanece durante unos minutos en el terreno. También en los casos de supuestas abducciones, la niebla es protagonista usualmente. También lo de que de la luz grande salieron otras mas pequeñas, llegando a contar hasta cinco, maniobrando independientemente, no como si fueran "misiles" cayendo o algo similar, además de que ningún ruido fue digno de mención por parte de los testigos quienes añaden que estas luces llegaban a volar a ras de tierra. Son características comunes en el fenómeno ovni, no tanto desde luego en la aviación convencional y menos aún el de la época.
Fuente: http://almeriamisteriosa.iespana.es/
El Caso Galdar
El conocido como caso Galdar fue entregado para su difusión al periodista Juan José Benítez en 1976, antes de que fuera oficialmente desclasificado en 1993.
Según el expediente militar secreto, sobre las nueve y media de la noche del 22 de junio de 1976 comienza a manifestarse un extraño fenómeno aéreo que fue visto desde varias islas del archipiélago canario por cientos de testigos.
El capitán de la corbeta Atrevida, de la marina española, que se encontraba a poco más de 5 km. de la costa de Fuerteventura, realizó un informe, corroborado por el resto de la tripulación, que fue dirigido a los mandos del sector aéreo de Las Palmas (Gran Canaria) en el que relataba:
“A las 21:27 horas del día 22 de junio se vio por primera vez un foco luminoso, de color amarillo azulado intenso, saliendo de tierra y elevándose en altura con dirección a nuestra posición. En principio se pensó en un avión con luz de pista encendida. El foco, una vez tomada cierta altura (15-18 grados), quedó quieto, girando su proyección luminosa, dejándose de ver el foco de origen. Se mantuvo así dos minutos aproximadamente, originándose un gran halo de luz amarillo azulado intenso, que permaneció en la misma posición durante 40 minutos, aún después de haber desaparecido el fenómeno que dio origen al mismo.
A los dos minutos, el foco se fraccionó, quedando una parte más pequeña abajo, en el centro del círculo luminoso, formando una nube azulada y desapareciendo la fracción que dio origen a este núcleo azulado.
La superior tomó altura en espiral de una forma rápida e irregular, desapareciendo posteriormente. Todos estos movimientos no afectaron para nada al halo circular inicial, que quedó siempre en las mismas condiciones, alumbrando parte de la tierra y mar, lo que hace suponer que no fue un fenómeno lejano, sino próximo”.
En la isla de Gran Canaria el médico don Francisco Julio Padrón León fue testigo de un acontecimiento espectacular que es, en buena medida, el que originó una controversia que todavía dura.
Según las propias declaraciones del doctor al investigador militar encargado del caso, los hechos se sucedieron de la siguiente manera:
“Estando en mi casa de Guía, hacia las 10 o 10:10 de la noche llegó Dámaso Santiago Díaz Mendoza, acompañado del taxista Francisco Estévez García, para que fuera a ver a su madre, una anciana que vengo tratando hace tiempo; el aviso era urgente, entonces cogí mi maletín y salimos con la prontitud que requería el caso, hacia el paraje de La Rosa, para ello debíamos recorrer seis kilómetros de la carretera general de Las Palmas-Agaete y luego desviarnos por un camino vecinal en cuesta y en muy mal estado (...) Al remontar el último repecho fuerte del camino, los faros del coche enfocaron una esfera ligeramente luminosa que estaba estacionaria, creo que muy próxima al suelo sin poder precisar si lo tocaba; era de material totalmente transparente, como cristalina, ya que a través de ella se podían ver las estrellas del cielo; de color azul eléctrico, pero tenue, sin deslumbrar y de un radio de treinta metros. En el primer tercio inferior se veía una plataforma de color aluminio y tres grandes consolas sobre ella. A cada lado de la del centro habían dos figuras enormes, de unos dos metros y medio o tres, enteramente vestidos de rojo, dándose frente una a la otra, de forma que siempre las vi de perfil, jamás se volvieron hacia nosotros. Lo extraño era su morfología: la que quedaba a mi derecha era más alta que la otra, el tórax era más largo que las extremidades inferiores, que eran cortas, daban la impresión de estar sentados aún cuando estaban de pie; las extremidades superiores eran proporcionales al tórax, lo mismo de la cabeza, pero el occipital era ligeramente alargado. Llevaban algún tipo de escafandra, pues no pude apreciar las facciones; las manos parecían terminar en punta de flecha, por lo que parecían estar enguantadas. El uniforme que vestían parecía rígido sin arrugas y de color rojo brillantes.
Asombrado le pregunté al taxista si veía lo mismo que yo estaba viendo frente al coche pero sin decir de qué se trataba; el taxista respondió que hacía rato que veía una gran bola, creyendo que era un “satélite” de esos que habla la televisión. Entonces exclamó: ¿Pero, ahora, Dios mío, qué es eso don Francisco? ¿Paramos y nos acercamos más? No, respondí, sigue, sigue para la casa.
Llegamos a casa de la enferma que estaba muy cerca, entonces observé que de un tubo semitransparente central de la esfera salía una especie de humo azulado que se fue extendiendo por la periferia del interior de la esfera sin salir de ella. Entonces la esfera empezó a crecer y a crecer hasta hacerse enorme como una casa de veinte pisos, pero la plataforma y los tripulantes permanecieron del mismo tamaño; Se elevó lentamente, majestuosamente, pareciéndome oír un silbido tenue. Entré en la casa, reconocí a la anciana, estando ya en un estado de excitación tremendo. No pudiendo más, se lo conté a los campesinos que había en ella y saliendo conmigo a fuera vimos la esfera, ya alta, que se trasladaba lentamente hacia Tenerife; de repente alcanzó una velocidad vertiginosa, como yo jamás había visto en ningún avión, deformándose la esfera en algo fusiforme azulado y por detrás rojo, formándose un halo brillante cercan al objeto que, poco a poco, iba formando otro azul muy brillante. Desapareció en dirección a Tenerife”.
Tras esta experiencia la vida del doctor Padrón cambió radicalmente, pues empezó a tener una memoria prodigiosa y una gran lucidez. Llego a escuchar, incluso, voces que le dijeron que fuera a un acantilado con otras personas. Allí pudieron observar, cinco meses después del primer avistamiento, una gran semiesfera luminosa que fue vista por otros testigos ajenos al grupo y por las tripulaciones de dieciséis aviones.
El doctor Padrón gozaba de un buen prestigio en la zona, por lo que poca gente puso en duda sus palabras cuando afirmó que un comandante del ejército fue a su casa y le prohibió, bajo severas amenazas, hacer ningún tipo de declaración referente al tema.
Las manifestaciones del doctor Padrón alcanzaron mayor relevancia cuando un matrimonio de Boca-Barranco, al norte de la isla de gran Canaria, observa en el cielo una luz desplazándose y dejando tras de sí un rastro azul; un policía municipal del mismo pueblo percibe un objeto rojizo cruzando el cielo hasta Tenerife que lo observa estacionario sobre Guimar; en la localidad de Agaete, Isidro García observa una gran circunferencia blanca, totalmente transparente; un jornalero, a 200 metros de donde estaba el doctor Padrón ve en el cielo una mancha en forma de fuego, con dos listas azules y un cerco como el halo de la luna; una señora de una finca de Rosas detalla que antes de que llegara el médico se le apagó el televisor y al asomarse a la ventana observó una gran bola azul transparente y en el interior algo como dos figuras. El globo creció hasta hacerse como del tamaño de la iglesia del pueblo.
La prensa recogió entre sus páginas al día siguiente la noticia, aportando nuevos testimonios de personas que observaron la noche anterior la esfera luminosa.
Como explicación de estos acontecimientos volvió a recurrirse a la tan manida explicación del misil lanzado desde un submarino norteamericano, aunque las conclusiones a las que llegó el investigador militar fueron bien distintas, considerando las observaciones motivadas por un fenómeno aéreo no identificado, sin entrar en ningún tipo más de especificación.
Fuente: http://alaluzdelasvelas.iespana.es
Los insólitos golpes de San Pascual
Por Francisco Contreras Gil
Tres golpes, una pausa y otros tres golpes con un ritmo acompasado. Estas son las insólitas percusiones que suenan presagiando algún desastre o muerte en el convento de las clarisas en Villarreal (Castellón) desde finales del siglo XV.
La leyenda atribuye que estas estremecedoras percusiones son producidas por San Pascual, un beato que, según todas las biografías existentes, nació en el año 1510 en la localidad aragonesa de Torrehermosa.
Su vida estuvo por entero dedicada a la iglesia. Muy joven ingresó a la orden franciscana de los Religiosos Descalzos y peregrinó por varios conventos de la comunidad valenciana.
Elche, Villena, Orito, Xátiva, Valencia y por último Villarreal, ciudad en la que falleció y se le dio sepultura, fue las ciudades que recorrió dedicado a la causa eclesiástica.
Las manifestaciones paranormales comenzaron durante su periodo de beatificación en 1609. Fray Diego Bailón, sobrino del santo y miembro de la misma comunidad religiosa, fue testigo en diferentes ocasiones de los golpes fantasmales. Unos estruendos que anunciaban calamidades y desgracias.
La fama del prodigio durante aquellos siglos XVI y XVII, motivó que incluso se hiciera referencia a los sucesos anómalos en la liturgia eclesiástica del santuario: Custus, beáti córporis auditur púlsibus is sonáre in prosperis rebús, tonáre in trístibus (“Golpeas en el arca y suenas y en son misterioso auguras, ya desgracias, ya venturas y el mundo de asombro llenas”). Al igual que el vulgo que dedicaba coplas populares al santo:
“Con tus golpes admirables celas de Dios los honores de herejes y conviertes innumerables pecadores, anuncias cosas notables y causas ya horror, ya contento”.
Durante los últimos cien años han sido bastantes los incidentes sonoros que se han producido. La primera acaeció en 1912 cuando un incendio arrasó el cine Luz de Villarreal. En el accidente, ocurrido el 27 de mayo, murieron 69 personas. Días antes, como así ha sido reflejado en algunas crónicas, inexplicables golpes secos y sordos sonaron en el sepulcro del beato.
Lo mismo ocurrió en 1936. Meses antes de que estallase la terrible guerra civil. El conflicto bélico no solo fue vaticinado por el “hombre milagro” sino que además trajo trágicas consecuencias al inmueble religioso donde estaba enterrado.
Desde 1936 quedó destruido el sepulcro donde era venerado. Anteriormente a la contienda existía una capilla en la que se guardaban varios objetos de San Pascual, como un bastón, unas tijeras, un pañuelo y parte de su hábito para la veneración de los creyentes. Lamentablemente de aquella dependencia ya no queda nada. Ahora una capilla ocupa el lugar donde originalmente se asentaba el sepulcro. Y en ella se puede observar una lápida que reza: “Expiró durante la misa conventual en el momento de la consagración y abrió sus ojos en sus exequias para adorar al santísimo sacramento”.
Otro de los episodios más contrastados y divulgados fue el que protagonizó María del Rosal Ponce, abadesa del convento de las clarisas, en julio de 1978, cuando daba cuidados médicos a sor Asunción, que padecía una grave enfermedad terminal. María del Rosal fue testigo del profético prodigio:
“Yo los oí –afirmó la priora- y cuando regresé de inmediato a la celda, acompañada por otras religiosas, la moribunda había expirado, con la particularidad de que sus manos estaban alzadas, las palmas y las yemas de los dedos juntos, en actitud de oración”.
Aquellos golpes adimensionales volvieron a anunciar un fallecimiento. Pero María del Rosal también ha podido constatar en otras ocasiones, aunque no tan dramáticas, los sucesos:
“Una vez que atravesamos un periodo de penuria económica grave –recordaba la clériga- varias hermanas y yo tuvimos el privilegio de escuchar en diversos lugares de la casa algo así como tintineos de campanillas. Nos quedamos muy extrañadas pero curiosamente esa misma semana se resolvió el problema de forma inesperada”.
La última vez que se produjeron los incidentes sobrenaturales fue en 1994. Un hecho del que se hicieron eco todos los medios de comunicación de la provincia. Ocurrió durante la celebración de una misa dominical y con el santuario lleno de gente.
Tres estruendos secos, acompañados de un silencio sepulcral y otros tantos golpes, dejaron estupefactos a todas las personas que asistían a una ceremonia religiosa. Todos los vecinos de Villarreal especularon con el profético anuncio pero nadie llegó a saber a ciencia cierta que anuncio.
miércoles 9 de septiembre de 2009
Abducción en Rocafort
Por Francisco Recio
Hay ocasiones en que como bien se dice la realidad supera con creces la ficción. En ocasiones nos encontramos con testimonios imposibles, casos dignos de película pero con nombre y apellidos. No debemos caer en la tentación de negar un testimonio simplemente por lo “imposible” del caso. En ocasiones nuestra experiencia ha sido formada por numerosos casos, pero aun cuando uno presente un acentuado “imposible” lo cierto es que alguien ha sufrido los hechos.
La mayoría de los que hemos entrevistado a gran cantidad de testigos que dicen haberse encontrado con lo “imposible” sabemos por la propia actitud de la persona si esta miente o fabula, lo cierto es que en este caso no encontramos señales de fabulación alguna, y cada caso me hace reafirmarme más aun si cabe en que el misterio existe. Se han sucedido otros casos similares, lo principal, el testimonio de un joven que aterrado nos rememoraba un suceso “imposible” y “absurdo”.
Cuando hablamos de abducción, en seguida nos viene a la mente el tema extraterrestre y el suceso que a continuación expondré parece corroborarlo, aunque otros tantos investigadores del fenómeno lo asocian más al tema conspiranoico.
No sería justo que tan solo aparezca mi nombre en este escrito, aunque pase yo a narrarlo, ya que en realidad este caso fue investigado por Jamie Sánchez, Julius y un servidor, tomando testimonio al testigo e incluso visitando el lugar del suceso.
El caso le sucedió a Juan, vecino de una localidad cercana a Lleida.
El relato en realidad es corto, sin embargo rico en concordancias con otros casos de abducción, recordar que una abducción en realidad es sinónimo de secuestro, en muchos casos y según otros tantos investigadores, un secuestro llevado a cabo por seres extraterrestres.
El mismo Juan nos relataba el suceso
Año 2005, agosto, circulaba con su vehículo dirección a Lleida, cuando una extraña luz lo deslumbra, detiene el coche en el arcén, y espera a recuperar la visión, ya que aquella potente luz lo había deslumbrado, en ese momento algo le sucede, queda traspuesto.
Se despierta fuera de su vehículo, pero ante sus ojos no está su coche y el terreno no le es conocido, se incorpora notando un fuerte cansancio, está en un camino de tierra, rodeado de vegetación, busca su vehículo pero no está, se siente tremendamente aturdido, intenta recuperar la memoria, saber como ha llegado hasta allí, pero no recuerda absolutamente nada, se siente perdido, totalmente desorientado bajo un calor sofocante, mira adelante y hacia detrás, en ambos sentidos tan solo un camino, transitado por nadie, ante tal desconcierto decide caminar hasta encontrar un teléfono o a alguien a quien preguntar, a los pocos metros y hacia la izquierda puede observar unas casas derruidas, se trata del pueblo de Rocafort, un pueblo abandonado cercano a Lleida, no ve a nadie y sigue su camino hasta encontrarse con una persona que tenía tierras por allí cerca, le comenta el caso y el mismo le acerca hasta su casa.
Poco a poco va recordando cosas de forma entrecortadas, recuerda donde detuvo su coche deslumbrado por aquella extraña luz, y en efecto allí estaba, sin embargo el apareció a más de 40 Km., preguntándose como o quien le llevo hasta allí.
Pero no solo la distancia parecía un hecho imposible, lo cierto es que en su memoria habían más de cinco horas perdidas, recordaba el paro del coche y su despertar, pero entre un suceso y otro transcurrirían más de cinco horas que su mente no acertaba a recordar, no le faltaba nada, un secuestro sería un absurdo y más aun el como recorrió aquella distancia.
Ante lo absurdo y desconcertado, varios días pasaría pensando en aquel suceso, hasta que de forma mínima su mente recordaría fotogramas de lo sucedido en aquellas más de cinco horas perdidas, pero aquellos mínimos recuerdos aun le parecerían más absurdos y dignos de un sueño de ciencia ficción.
Por aquel entonces mí tristemente desaparecido amigo Jaime Sánchez, colaboraba en un programa radiofónico en Radio Segre, sobre la temática ufológica.
Tal vez la casualidad decidiría que Juan escuchase alguno de aquellos programas de radio, por lo que decidió entrar en contacto con Jaime para que valorase su caso, buscando una posible explicación.
La entrevista se haría interesante, de forma entrecortada recordaba unas extrañas siluetas alargadas con forma humanoide, de ojos saltones y oscuros que pronto identificaría con el clásico arquetipo de los “grises” o visitantes de dormitorio. Se recordaba a sí mismo postrado en una especie de camilla, con varios de estos “seres” mirándolo y con lo que identificaría como elementos parecidos a los de un cirujano, serían escenas cortas las recordadas, pero las cuales evidenciaban un caso de abducción.
¿Se trató de un rapto, unas pruebas y un posterior abandono?
Pues ciertamente eso parecía, Juan no podía comprender nada incluso llego a pensar en momentos de locura, sentimientos por otra parte del todo lógicos para quien se encuentra o vive lo absurdo.
En el transcurso de la entrevista comentó como se había percatado de una pequeña cicatriz en un costado del cuerpo, aunque el lo achacaba a alguna rozadura, no queriendo pensar ni admitir que tuviera algo que ver con su “imposible” experiencia con aquellos seres.
Cada vez nuestro convencimiento era mayor, un caso de abducción. Para intentar acceder a esos momentos perdidos en la mente de Juan, se le indicó la posibilidad de una regresión hipnótica e incluso la opción de si era su deseo y de forma totalmente anónima contar su experiencia en la radio para que sirviera a todos aquellos, que no siendo pocos han vivido o sufrido una experiencia similar.
De forma rápida accedería, su deseo saber más de lo sucedido y hallar una posible explicación.
No se hallo indicios ni de fabulación ni de mentira, un temor visible le abordaba cada vez que rememoraba lo sucedido. Incluso llego a contar como había perdido vitalidad tras el suceso.
Se comenzó la búsqueda de una persona versada en temas de regresión hipnótica y ya se tenía fecha para su intervención radiofónica, sin embargo Juan cambió radicalmente de postura, se negó a la regresión que él mismo había solicitado, a no intervenir en la radio y a no querer saber absolutamente nada más del caso ni a recibir a ningún ufólogo más.
Para nuestra desgracia esta situación se produce en muchas de estas experiencias traumáticas, en donde la “victima” se inunda de temor y al final tan solo quiere olvidar aunque sepa que de forma total nunca sucederá.
El caso entraba a formar parte del cuaderno de investigación, a formar parte de una estadística y a buscar similitudes y concordancias entre casos. No se debe forzar a nadie en contra de su voluntad, no se pudo llegar a esa regresión hipnótica que probablemente pudiera haber desvelado más de lo sucedido durante ese tiempo perdido, pero lo verdaderamente cierto es que Juan jamás admitió el engaño, una vivencia defendida hasta el último momento.
Su pareja días más tarde también lo corroboraría, diciéndonos que lo había vivido en realidad, que estaba pasando un trauma y que había decidido olvidarse de todo.
En realidad me he preguntado en diversas ocasiones el por que se dan tantos casos en lugares abandonados, en este caso en concreto ya habíamos recogido testimonios de extrañas luces sobre el pueblo, extraterrestres o no, lo cierto es que existen muchos casos de misteriosas luces que merodean por estos lugares abandonados donde una espesa soledad reina en la mayoría de las horas del día y de la noche, ermitas abandonadas, pantanos, lugares alejados y pueblos en abandono parecen ser elegidos por estas luces para sus manifestaciones y para que se den determinados casos, algunos achacables a la ufología y otros a la parasicología, el por que, aun sigue siendo un misterio, pero lo cierto es que son casos reales, como el que nos ocupa con nombre y apellidos.
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